Un 80% de los contagiados con Covid-19 son asintomáticos o tienen síntomas leves y estos, aunque no sepan que tienen la enfermedad, pueden infectar a otros. Al respirar y hablar se emiten pequeñas gotículas que pueden contener el virus y ser inhaladas por otras personas. Por ello, se propone que se utilicen mascarillas en lugares donde sea difícil mantener la distancia social. El Gobierno de España empezó a repartirlas el lunes 13 de abril en el transporte público, coincidiendo con la vuelta al trabajo de los trabajadores no esenciales. Su uso ha generado controversia, aunque parece que el posicionamiento favorable gana adeptos. En algunos países asiáticos, EE UU, Eslovenia, Eslovaquia, República Checa o en la ciudad de Buenos Aires, en Argentina, son obligatorias o recomendadas. Surge entonces la problemática de encontrarlas, dada su escasez mundial.
Tanto el Centro para el Control y Prevención de Enfermedades de EE UU (CDC, por sus siglas en inglés) como la OMS han dado algunas recomendaciones sobre mascarillas caseras. Teniendo en cuenta que las quirúrgicas o N95 han de reservarse para los sanitarios en situaciones como la actual, ya que son las personas que trabajan en primera línea.
Es importante destacar que estas mascarillas son una barrera. Reducen el esparcimiento de gotas y gotículas que pueden contener el virus, pero no eliminan toda posibilidad de que otra persona pueda contagiarse.
Se necesitan: dos trozos de tela de algodón de 25 por 15 cm; dos cintas elásticas (valen dos gomas de pelo) o cordeles; tijeras, aguja e hilo o máquina de coser.
Cortar dos rectángulos de 25x15 cm de tela de algodón y colocar uno sobre otro.
Doblar arriba y abajo 0,6 centímetros y coser.
Doblar los lados con 1,25 centímetros de margen y coser dejando espacio para pasar la goma.
Meter la goma elástica por los dobladillos laterales con ayuda de una aguja grande o una horquilla.
Esconder los nudos en el dobladillo. Fruncir la mascarilla para que se adapte al rostro y coser el elástico en su lugar para evitar que se deslice.
El CDC propone realizar una mascarilla más simple utilizando solo una camiseta de algodón 100% y unas tijeras.
Cortar un rectángulo de unos 20 centímetros de alto (mejor si se cortan dos y se colocan uno encima de otro).
Recortar un rectángulo de unos 15 o 17 centímetros y cortar las que serán las cuerdas para poder atarlas.
Atar las tiras alrededor del cuello y detrás de la cabeza.
Un estudio publicado por la Society for Disaster Medicine and Public Health en 2013 mide la eficacia de filtrado y la facilidad para respirar de diferentes mascarillas caseras y las compara con una quirúrgica. El objetivo de los investigadores era conocer si las mascarillas caseras pueden proteger en una pandemia de gripe y concluyen que estas tienen un efecto mínimo si no son usadas en conjunción con otras medidas preventivas, como pueden ser el lavado de manos o la distancia social. Además, las etiquetan como la última alternativa posible cuando hay desabastecimiento comercial de mascarillas homolagadas, pero entienden que usarlas es mejor que no llevar nada. Con ello, determinan que una camiseta de algodón 100% es el mejor material casero. Estos son sus resultados:
La mascarilla ha de ajustarse de manera firme, pero cómoda contra los lados de la cara. Además, debe incluir varias capas de tela y permitir la respiración.
Se debe lavar en la lavadora a más de 60º de manera rutinaria y no dañarse ni deformarse. De lo contrario, ha de desecharse porque su eficacia se ve comprometida.
Debe colocarse con las manos limpias con agua y jabón o gel hidroalcohólico. Mientras se lleva puesta, no hay que tocarla en ningún momento y ha de retirarse con el máximo cuidado cogiendo las tiras por detrás de las orejas.
No están recomendadas para niños menores de 2 años ni personas con problemas respiratorios, que están inconscientes, incapacitadas o que no pueden quitársela sin ayuda.