Las enfermedades graves pueden estar excluidas en los Seguros de Accidentes pero existen alternativas que garantizan tu protección y la de los tuyos también ante estas dolencias.
Nuestra salud es esencial. Más allá de recordárnoslo unos a otros cuando no nos toca la lotería o en esos momentos en los que sufrimos un catarrazo que nos deja en cama una semana, nuestra integridad y bienestar físico condicionan nuestra vida y la de nuestra familia. Así, mantenernos sanos y en plenas facultades nos permitirá desarrollar una vida laboral y personal plena y satisfactoria.
Pero nada hay 100% seguro y para todos es evidente que, más allá de nuestra edad y condición física, los riesgos para nuestra salud están ahí. Por si se produce un incidente externo y fortuito que nos daña, podemos contar con la asistencia de nuestro Seguro de Accidentes, de lo que ya hablamos hace unos días. Sin embargo, ¿qué ocurre cuando nos vemos afectados por una enfermedad grave? ¿Es posible prevenirse ante ello? ¿Y proteger la solvencia económica y familiar a la vez que contamos con recursos para nuestra recuperación?
El sector asegurador dispone de diferentes alternativas para garantizar el patrimonio familiar, mediante una compensación económica y según lo establecido en la póliza, cuando falta uno de sus miembros. Así, los seguros de Vida-Riesgo contemplan la indemnización por el fallecimiento del asegurado y ofrecen la opción, también, de hacerlo frente a una incapacitación, temporal o permanente así como parcial o absoluta. Pero, si te ves en la tesitura de tener que afrontar una enfermedad grave, también existen opciones aseguradoras que te protegen durante este complicado proceso. Aquí entran en acción los seguros de enfermedades graves.
Ellos permiten centrarse en la recuperación y evitar preocupaciones adicionales, como son los costes de los tratamientos y cómo asumirlos. Además, sus coberturas incluyen el diseño a medida de un plan asistencial específico y personalizado, así como asistencia domiciliaria y psicológica: un soporte más para contribuir a superar los momentos difíciles. De igual manera, permite el acceso a diversas terapias alternativas que combinadas con un seguimiento médico profesional y especializado, contribuirá a hacer más llevadera la situación, suponiendo un refuerzo importante en el bienestar y mejoría del enfermo.